Por la 10° fecha del Torneo Clausura, River perdió 2-1 ante Riestra y sumó su cuarta caída consecutiva. El equipo de Gallardo no encuentra respuestas y se fue silbado del Monumental.
Debió ser una jornada de fiesta por el Día Internacional del Hincha de River, pero terminó siendo un día horrible. El equipo de Marcelo Gallardo protagonizó una de sus peores partidos en lo que va de la temporada y cayó 2‑1 ante Deportivo Riestra en el Estadio Monumental, sumando así su cuarta derrota consecutiva. Una racha que el club no vivía desde 2010 y que describe el mal momento que atraviesa el Millonario, en todas sus facetas.
El juego aéreo, un karma para River
River tuvo, como se esperaba, el control de la pelota y del partido en los primeros momentos. Sabía que Riestra iba a venir al Monumental a refugiarse y a aprovechar alguna contra o pelota parada. Y desde esta última vía llegó el primer gol del encuentro para la visita. Tras un error insólito de Lucas Martínez Quarta, llegó el tiro de esquina y el cabezazo de Antony Alonso, que anticipó a todos y anotó el 1-0.
Al igual que contra Libertad, Estudiantes y Palmeiras, el equipo de Marcelo Gallardo sufrió la pelota parada y el juego aéreo. La marca en zona volvió a fallar y River debió remarla casi desde el vestuario.
Del gol de Galoppo al desconcierto defensivo
Luego del primer mazazo de Riestra, River mantuvo cierta calma. Hizo circular la pelota de un lado a otro, con paciencia. Y generó algunas chances concretas de gol. A los 24 minutos, tras un centro de Marcos Acuña que la defensa despejó a medias, apareció Giuliano Galoppo para agarrar el rebote y rematar de sobrepique. La pelota superó a Ignacio Arce y el Millonario llegó a la igualdad en el momento justo.
El segundo tiempo se encaminaba para ser un dominio total de River. Sin embargo, otra vez en la primera jugada, el que durmió esta vez fue Fabricio Bustos, que calculó mal un pique y perdió la marca de Pedro Ramírez. El lateral de Riestra definió con un remate cruzado y dejó sin chances a Armani.
Expulsión de Salas y descontrol de River
La tormenta anímica de River estalló cerca del cierre, cuando Maxi Salas se fue expulsado por insultar al juez de línea, a falta de diez minutos para el final del partido. River fue puro descontrol, perdió la paciencia que lo había acompañado durante gran parte del juego y dejó de tener control del partido. La desesperación se adueñó de los últimos minutos, y el conjunto terminó desarticulado. Hasta pudo sufrir algún gol más en alguna contra de Riestra.
Silbidos, reproches y un sabor amargo
Al agotarse los noventa minutos, el Monumental estalló en abucheos e insultos. Los hinchas dejaron atrás los colores y el aliento para expresar su enojo: reproches contra jugadores, al cuerpo técnico y una atmósfera de incredulidad. El Día Internacional del Hincha de River quedó opacado por la decepción. Que River encadene cuatro derrotas seguidas es una anomalía que no se vivía desde hace casi 15 años, y en Núñez la preocupación ya empieza a ser un estado de ánimo colectivo.
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