El Millonario lo había dado vuelta en Avellaneda, pero repitió los mismos errores de siempre y terminó perdiendo 3-2 ante Racing tras un grave error defensivo. De esta forma, se despide de un 2025 para el olvido, marcado por la falta de fútbol y de personalidad.
River se despidió del año con una nueva decepción: en los octavos de final del Clausura 2025, en un partido que parecía encaminarse, finalmente cayó 3-2 con Racing y quedó eliminado de forma dolorosa. Lo peor no fue solo el resultado: volvió a quedar en evidencia la fragilidad del equipo, tanto en lo futbolístico como en lo anímico.
Desde los primeros minutos, el equipo mostró signos de debilidad: Racing abrió el marcador con un cabezazo de Solari muy tempranero, aprovechando la lentitud de la defensa y generando una sensación de dominio que nunca se disipó. Aunque River logró reaccionar en el segundo tiempo, dándolo vuelta con goles de Ian Subiabre y Juan Fernando Quintero, las falencias volvieron a aparecer y Martínez Quarta la metió en contra del arco de Armani para que todo quede igualado.
Un cambio clave marcó el destino: Gallardo decidió meter a Galarza Fonda y a Portillo, pero fue el paraguayo quien terminó siendo protagonista por el error que selló la derrota del equipo. Cuando faltaba apenas un minuto y parecía que todo se definiría en tiempo suplementario, Galarza recibió la pelota en el área propia y, en lugar de despejarla, la perdió frente a Martirena, que definió segundos después para poner el 3-2 definitivo a favor de Racing.
Ese fallo final fue una demostración más de los problemas estructurales y emocionales que arrastra el equipo. River vovió a exponer una debilidad inadmisible, la misma que lo acompañó a lo largo de todo el año y lo hizo tropezar en cada una de las competencias que afrontó. La desconexión entre líneas, la imprecisión en cada intervención y la falta de agresividad volvieron a ser moneda corriente.
River cierra así un 2025 en el que nunca terminó de encontrar identidad ni convicción, mientras que sobraron las desinteligencias y la falta de amor propio. La caída en Avellaneda fue la reafirmación de una profunda crisis de personalidad y la urgencia de replantearse absolutamente todo para no repetir los mismos errores en 2026.
El resumen de Racing 3 – River 2
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