River ganó, goleó, por momentos gustó y se llevó tres puntos claves ante un durísimo Instituto. Es que más allá del 4-0 en la placa final, el desarrollo del partido fue mucho más parejo de lo imaginado y sospechado. Sobre todo en la primera mitad, cuando el equipo de Daniel Oldrá pareció imponer condiciones. Fue un primer cuarto de hora complejo para el equipo de Gallardo, que salió ileso y que con el correr de los minutos se fue acomodando en el partido.
Una ráfaga de goles sobre el final del primer tiempo
River pegó fuerte al cierre del primer tiempo. Facundo Colidio abrió el marcador a los 44 minutos de juego con algo de oportunismo, tras un extraño disparo de Gonzalo Montiel que rebotó en Maxi Salas. La pelota le quedó servida al ex Boca, que remató desde afuera del área y en el camino encontró el desvío en una pierna. El arquero de La Gloria, a contrapierna, no pudo hacer nada para evitar el gol.
Dos minutos más tarde, llegó el segundo grito del Millonario. Esta vez, todo nació de una guapeada de Maxi Salas y una gran asistencia de Facundo Colidio, que habilitó a Santiago Lencina y lo dejó de cara al arquero. Esta vez Roffo alcanzó a atajar el balón, pero no con la firmeza necesaria para evitar que la pelota ingresara al fondo de la red. Primer tanto para el pibe de la cantera, que lo gritó a pura emoción.
River se hizo dueño del segundo tiempo
La segunda etapa fue mucho más favorable para el equipo de Gallardo. Envalentonado por la ventaja de dos goles, River fue el que manejó los hilos y los momentos del partido. Tuvo mucho más pelota, controló el juego y también contó con situaciones para estirar la ventaja. Pero tuvo que esperar recién hasta los 67′ para volver a festejar.
Maxi Salas desbordó por la banda izquierda, llegó al fondo y tiró un centro al corazón del área que agarró a contramano a toda la defensa local. Allí encontró a Santiago Lencina, que sacó un zurdazo y puso la pelota contra el palo. Doblete para el mediocampista juvenil, que vivió una noche soñada en el Mario Kempes.
A esta altura, las tribunas ocupadas por los hinchas de River vivían una verdadera fiesta. Y había todavía más. Ya sobre la campana, a los 43 minutos del complemento, Nacho Fernández descargó para Giuliano Galoppo, que se animó con un zurdazo desde afuera del área que pegó en el poste y terminó ingresando al fondo de la red. Golazo del ex Banfield, que le puso el moño a una goleada que empuja y llena de confianza.
Piernas fuertes, polémicas y preocupación
Más allá de la alegría que produjo la goleada ante Talleres, River se fue del Estadio Kempes con un par de preocupaciones en el bolso. Por un lado, Marcos Acuña recibió un fuerte golpe en el tobillo izquierdo y fue reemplazado por precaución. A priori, no parece más que un traumatismo. Al Huevo lo condicionó no solo desde lo físico: el campeón del mundo casi termina a los empujones con varios jugadores de Instituto, enojado por la vehemencia que tuvieron en algunas maniobras.
El Huevo Acuña no es el único que salió algo averiado. Santiago Lencina, la gran figura de River en Córdoba, también fue víctima de un duro planchazo de Francis Mac Allister, que terminó yéndose expulsado a falta de 15 minutos para el pitazo final. Más allá del dolor que le produjo la infracción, el pibe oriundo de Corzuela, Chaco, logró reponerse rápidamente y se retiró luego del partido caminando sin dificultad.
Victoria, liderazgo e ilusión
El Millonario firmó su segunda victoria consecutiva y se mantiene con puntaje ideal en la Zona B del Clausura, encumbrado en la cima con seis puntos, Además, sumó tres puntos claves que le permiten trepar a la segunda posición de la Tabla Anual y superar a Boca, en esa lucha casi mano a mano con el eterno rival para ingresar a la próxima edición de la Copa Libertadores.
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