En un clásico trabado y con el equipo lejos de su mejor versión, Lautaro Rivero se plantó en Avellaneda como si llevara años en la Primera. Seguridad defensiva, lectura de juego y la simpleza justa para ganarse un lugar.
Lautaro Rivero tuvo su estreno con la camiseta de River y dejó una de las mejores imágenes del 0-0 ante Independiente. Con apenas un par de prácticas a la par del plantel, ocupó el lugar de Paulo Díaz y no se dejó intimidar por el contexto. Firme en los mano a mano, prolijo en la salida y sin complicarse en momentos de presión, el juvenil se mostró a la altura de un clásico exigente.
En el primer tiempo apenas sufrió un par de avances por su sector, que resolvió con anticipos y cierres rápidos. En la segunda mitad, acompañado por Boselli, sostuvo el orden defensivo y colaboró para que Armani mantuviera la valla invicta.
Sus números respaldan la buena impresión: ganó seis de nueve duelos, sumó dos intercepciones, siete despejes y dos quites limpios. Además, completó 35 de 44 pases y tuvo efectividad en los envíos largos, acertando siete de trece.
Rivero, que llegó en el último mercado tras destacarse en Central Córdoba, demostró que puede ser una opción confiable para Gallardo en medio de una etapa marcada por las lesiones y la necesidad de variantes en defensa. ¿La mala noticia? No fue incluído en la lista de buena fe de la Copa Libertadores, por lo que el Muñeco no podrá contar con él en la serie contra Libertad.
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